Dunedin

Dunedin es la ciudad más poblada de la región de Otago, ubicada en la zona sureste de la isla sur de Nueva Zelanda, esta pequeña ciudad te sorprenderá por su arquitectura, su cultura y la naturaleza que la rodea.

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Dunedin es la ciudad más grande de la región de Otago con 121.000 habitantes. Fue fundada hacia 1300 por los maoríes y en 1848 por los europeos. Dunedin es sin lugar a dudas uno de los destinos con una de las bellezas más espectaculares dentro de Nueva Zelanda.


Posee una enorme influencia eduardiana y victoriana en sus edificios, lo que hace de Dunedin una ciudad arquitectónicamente muy apreciada. Si a esto le añadimos su intensa vida cultural, con sus galerías de arte, museos, música en vivo, sus restaurantes y cafés, harán de Dunedin un paraíso para los amantes de la cultura y la arquitectura.


Dunedin es una ciudad con un coste de vida relativamente bajo, un atractivo más para poder disfrutar de ella y de todos sus posibilidades culturales.Una de las construcciones más fotografiadas y conocidas de la ciudad es su estación de trenes, una auténtica joya arquitectónica de piedra de principios del siglo XX. Hoy en día es la sede del Taieri Gorge Railway, del centro de arte Cleveland o el Salón de fama deportivo.


Para que aquellos que prefieran darse un chapuzón en sus playas o practicar su deporte acuático favorito, Dunedin es su ciudad perfecta. A sólo unos minutos del centro de la ciudad, podrás encontrar kilómetros y kilómetros de playas, en las que podrás practicar surf, windsurf, buceo o yachting.


Dunedin y sus alrededores forman parte del hábitat natural de mucha de la fauna neozelandesa. Podrás realizar excursiones guiadas en las que podrás ver en su hábitat natural a los pingüinos (Yellow-eyed) o a los magníficos royal albatros, con una envergadura que puede alcanzar los 3 metros.


Dunedin es también la entrada a las famosas pistas de esquí de renombre mundial. Posee una estadio de rugby en el que suele jugar los famosos All Blacks. En definitiva, Dunedin es una ciudad de tamaño reducido pero que sin embargo posee un enorme encanto, haciendo de tu estancia en ella un auténtico placer. Su cultura, su naturaleza, sus playas, sus actividades, su arquitectura, infinitas posibilidades que te brindará esta bella ciudad.

Dunedin es una pequeña ciudad que realmente vale la pena visitar. Conocida como la Edimburgo de Nueva Zelanda, posee una arquitectura, cultura y naturaleza de gran renombre, haciendo de ella una visita obligatoria para todos aquellos visitantes de la isla.


Entre sus atracciones que no debes perderte, se encuentran: la antigua estación de tren, el museo Toitu Otago Settlers, la península de Otago, tunnel beach track o la colonía de pingüinos de ojos amarillos.


La estación de trenes de Dunedin fue construida entre 1903 y 1906. Se trata de uno de los edificios más visitados y fotografiados de la ciudad, y no es de extrañar, pues su variados colores, naranja en los tejados, y negros y blancos en las fachadas le conforman un aspecto visual impresionante. Las piedras con las que se construyó fueron obtenidas de le región de Otago a la que pertenece Dunedin. Las piedras negras deben su color a ser piedras volcánicas mientras que las blancas se trata de caliza. Os recomendamos visitéis la estación por las tardes, ya que la luz favorece una fotografía de mayor calidad y así podremos evitar el contraluz provocado en las mañanas debido a su orientación.La entrada a la estación es libre y podrás ver las ventanillas de atención al cliente originales con una antigüedad de más de 100 años, y un mosaico que ocupa todo el suelo de la estación. Al fondo podrás acceder a las vías del tren, todavía hoy en funcionamiento. También existe una exposición en la que podrás admirar una máquina de tren de vapor auténtica.


El Museo Toitu Otago Settlers es gratuito y descubre la historia de la ciudad de Dunedin y de la provincia de Otago, desde la época de los maoríes hasta la actualidad, una buena forma de conocer la historia y los acontecimientos más importantes de la ciudad. Dispone también de salas en las que podrás contemplar objetos de la época de la búsqueda del oro, coches y caravanas de la época y objetos del siglo pasado. La duración aproximada de la visita es de una hora.


Para aquellos amantes de la naturaleza os recomendamos realizar una ruta en coche por la península de Otago al este de Dunedin, donde podréis quedar impresionados con los paisajes de la zona. La ruta puede hacerse independientemente por dos carreteras, una por el interior (Highcliff road) y la otra por la costa (Portobello road). Os recomendamos que en la ida vayáis en una carretera y la vuelta en la otra. Se trata de un recorrido circular de una duración aproximada de 1,5 a 2 horas, si bien es bastante variable, puesto que os aseguramos que tendréis que parar más de una vez para poder contemplar y fotografiar los fantásticos paisajes. La Portobello road va rodeando la línea de costa todo el tiempo, no tiene grandes pendientes y los paisajes hacia el mar son impresionantes. La Highcliff road a pesar de ir por el interior, no tiene nada que envidiar a la costera, pues es una carretera con grandes desniveles que sube hacia la parte alta de la península, por lo que los paisajes y vistas espectaculares están aseguradas.


A unos 7 kilómetros al suroeste de Dunedin se encuentra la playa Tunnel Beach Track, llamada así por el "tunel" que ha quedado horadado en la roca tras el paso de los años. El acceso a esta playa está cerrado de agosto a octubre por ser la época de la cría de ovejas. El camino es sencillo y tardarás una hora mas o menos entre la ida y la vuelta. El paisaje que te encontrarás por el camino es muy interesante y verás que merece la pena la excursión. Durante el camino es el mejor momento para realizar fotos a la roca con forma de túnel. Cuando llegues a la formación rocosa, podrás situarte en su punto más lejano y que más se adentra en el mar.Uno de los mayores atractivos de la zona es poder ver a los pingüinos de ojos amarillos. Estos peculiares animales son autóctonos de Nueva Zelanda y están en peligro de extinción, pues tan sólo quedan unos 5000 ejemplares en todo el mundo. La reserva fue construida en 1985 y es de propiedad privada, por lo que hay que pagar entrada. En la reserva coexisten actualmente 22 parejas de pingüinos de ojos amarillos, y también hay pingüinos azules.

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